dissabte, 20 de novembre del 2010

España y el Sáhara Occidental (II)

El 6 de noviembre de 1975, Franco agonizaba en su residencia de El Pardo (murió el 20 de noviembre) y yo me encontraba a bordo del buque oceanográfico Cornide de Saavedra frente a las costas del Sáhara. El capitán, R.C., un reservista de la Armada española, mostrándome su pistola automática, me dijo que dormía con ella bajo la almohada porque no se fiaba de los científicos catalanes que pudiéramos hacernos con el control del barco si moría Franco. Se creó una situación muy tensa que se resolvió por la presión de nuestro trabajo, al margen de lo que pudiese hacer o decir aquel energúmeno. Por cierto, posteriormente, dicho personaje fue investigado por entrar contrabando a bordo del buque de investigación.

En ese mismo día, tuvimos noticias de que una muchedumbre de ciudadanos marroquíes (la marcha verde) estaban invadiendo pacíficamente el Sáhara español. Desde el mismo buque se podían ver las figuras en movimiento por toda la costa. No supimos en aquel momento que también algunas unidades del ejército marroquí intentaron entrar aunque fueron paradas por los campos de minas que el ejército español había sembrado rápidamente. Todo ello era el resultado de una resolución de la ONU que obligaba al estado español a descolonizar el territorio y que dicho proceso debía ir seguido de la celebración de un referéndum de autodeterminación.


El 14 de noviembre de 1975, el gobierno español, presidido por Carlos Arias Navarro, se reunía discretamente en Madrid con representantes de los gobiernos de Marruecos y Mauritania y establecían un pacto por el cual España cedía su administración sobre el territorio del Sáhara Occidental a una Administración temporal en la que participarían España, Marruecos y Mauritania junto a la Yemáa (o Jamá), consejo de gobierno constituido por ancianos saharauis que fué establecido por el gobierno español y que fue objeto de elecciones en los años 1967 y 1971.

La terminación de la presencia española en el territorio se llevaría a efecto definitivamente el 28 de febrero de 1976. A este pacto público parece que se unió un pacto secreto por el que España dejaba manos libres al Reino de Marruecos y a la República Islámica de Mauritania para anexionarse los territorios, así como una buena parte de los riquísimos yacimientos de fosfatos y de hierro. A cambio se permitiría a unos 200 barcos de pesca españoles faenar en las costas del Sáhara Occidental durante veinte años.



El pacto tripartito no impidió que el Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro (Frente POLISARIO) declarase la independencia de la República Árabe Saharui Democrática (RASD) y posteriormente declarase la guerra a Marruecos y Mauritania. Durante muchos años, el Polisario azotó a las tropas de ambos países así como a los barcos de pesca españoles que faenaban en sus aguas y consiguió que Mauritania abandonase la idea de anexionarse la provincia de Rio de Oro y firmase en 1979 un tratado de paz con el Polisario.

Por un momento pareció que la RASD llegaría a consolidarse con el reconocimiento de más de 60 países, de la Organización de Estados Africanos (OAU) y la misma ONU aunque esta determinó que se debería hacer un referéndum de autodeterminación y nombró una Misión de las Naciones Unidas para la organización de un referéndum en el Sahara Occidental (MINURSO).

En ese tiempo, el Reino de Marruecos respaldado por la inacción de las potencias europeas, el apoyo de los Estados Unidos y la inoperancia de la ONU, lanzó una ofensiva con bombardeos masivos a los campamentos saharuis que tuvieron que buscar refugio en el desierto, al otro lado de la frontera de Argelia. Marruecos se anexionó la provincia que había abandonado Mauritania y construyó de norte a sur, al principio en la parte norte y después hasta la frontera sur, una línea de separación de más de 2200 km de longitud, con un muro de piedra, campos de minas, puestos de vigilancia y sofisticados sistemas de detección acústica y electrónica.

La ONU respondió nombrando a un mediador, el exsecretario de estado de Estados Unidos, James Baker que consiguió la firma de un acuerdo (en Houston, USA) entre el Polisario y Marruecos para la celebración del referéndum, aunque en él no se prejuzgaba cómo debería formularse la pregunta.

Hasta el día de hoy, ninguno de los acuerdos se ha cumplido por parte de Marruecos. Ninguno de los estados coloniales de la región (España y Francia) han movido un dedo para resolver la situación. Los gobiernos de estos países junto al de los Estados Unidos han dado apoyo total a Marruecos, en particular con armamento y tecnología avanzada. La MINURSO tampoco ha sido capaz de hacer una propuesta aceptable a los dos lados aun después de haberse sucedido diversos intentos y distintos representantes.

Entre tanto, los saharauis viven como parias en los territorios ocupados y en los campamentos más allá del muro y en territorio argelino y mauritano. Muchos de los marroquíes que ocuparon el territorio durante y después de la Marcha Verde se quedaron y ocupan los puestos de trabajo mejor remunerados, y son vistos por el gobierno de Marruecos como ciudadanos saharauis y, por lo tanto, con derecho a participar en un eventual referéndum.

Los españoles tienen, por lo general, un sentimiento de haber traicionado a un pueblo amigo que se esfuerza por mantener lazos culturales (muchos hablan español). Los catalanes, además, unimos a este sentimiento el de la frustración que representa que no fueran capaces de ejercer su derecho inalienable a la autodeterminación. Muchas ONGs se ocupan de ayudar a los saharauis tanto en el interior como en el exilio a conseguir sus propósitos y a sobrellevar la penuria que sufren, especialmente los que se encuentran en el desierto.

Diversas ONGs catalanas han ayudado especialmente a que los niños saharauis vengan a Catalunya a pasar sus vacaciones. Diversas visitas han sido efectuadas por políticos españoles y catalanes con el fin de remover un poco el punto muerto en que se encuentra el proceso de independencia saharaui. Sin gran éxito por ahora.

Antoni Cruzado i Alorda
Veïnat del Pibitller


Maçanet de la Selva

1 comentari:

Joan Balart ha dit...

Felicidades. Gracias por exponer de forma tan objetiva todos los hechos. La gran incertidumbre es lo que sigue. Es una tragedia que el futuro de un pueblo no dependa de sí mismo.